Conociendo cuán vulnerable e importante es el cráneo del bebé y su sistema nervioso nos damos cuenta de la importancia de saber cómo ha sido el parto y de responder a preguntas como : «¿Ha sido provocado? ¿Ha sido instrumentado con fórceps y espátulas? ¿Ha sido una cesárea? ¿Ha habido algún traumatismo durante el embarazo?»
En condiciones normales podemos decir que cualquier parto es traumático. Seguidamente entran en funcionamiento todos los mecanismos de autocuración del niño que hacen que su cuerpo se vaya adaptando y que se repare solo de posibles tensiones del parto.
Hay veces que si ha sido un poco más largo o instrumentado pueden quedar tensiones en el cráneo del niño, y éstas se transmiten a columna, pelvis, abdomen y provocar, por ejemplo, los cólicos del lactante.
Lo que relaciona el cráneo del niño con su pelvis y el abdomen son las membranas de tensión recíproca. Esta relación es la que hace que una tensión forzada en el cráneo pueda dar tensión a la pelvis, dando al bebé dificultades para defecar o extraer gases, cólicos…
La osteopatía pediátrica consiste en la valoración de las tensiones del cuerpo del niño y relajarse con técnicas muy suaves, ayudando a que el pequeño pueda funcionar correctamente.
“somos lo que comemos” y en parte también “somos cómo nacemos”.